martes, 8 de marzo de 2011

Virtudes

GENEROSIDAD (Latín, caritas) contra el pecado de Avaricia
---Hábito de dar (ceder) a los demás.
La generosidad del ser humano es el hábito de dar y entender a los demás. La generosidad no debe confundirse con la caridad, que aunque pueden parecer iguales, son virtudes distintas. Un claro ejemplo es cuando en momentos de desastres naturales, voluntariamente, personas, grupos de personas, organizaciones, etc… que ofrecen su tiempo, sus recursos, sus mercancías, su dinero, etc.
La generosidad puede también ser tiempo, o trabajo dedicado a otros, sin esperar recompensa. La generosidad no ha de estar basada solamente en el estado económico, sino que por el contrario, incluye las intenciones puras del individuo de mirar hacia fuera para bien común de la sociedad y dar ejemplo a los demás.
La generosidad debe ser la intención de la persona por ayudar al prójimo.
TEMPLANZA (Latín, temperantia) contra el pecado de la gula
---Hábito por el cual tendemos a moderar nuestro comportamiento ante la atracción de los placeres.
Templanza, para la doctrina cristiana, es la virtud moral que modera la atracción de los placeres y procura el equilibrio en el uso de los bienes creados y compartidos. Asegura el dominio de la voluntad sobre los instintos. La persona moderada orienta hacia el bien sus apetitos sensibles, guarda una sana discreción y no se deja arrastrar
Viene de la palabra templo, y nos lleva a considerar nuestro cuerpo como un templo y en resumen significa moderación de los actos de los creyentes.
La tendencia natural hacia el placer sensible que se observa en la comida, la bebida y el deleite sexual es la forma de manifestación y el reflejo de fuerzas naturales muy potentes que actúan en la propia conservación. Estas energías vitales representan la actividad de la vida y, cuando se desordenan, se convierten en energías destructoras.
La templanza no significa perdida de entrega, se reconoce como una virtud.
‘No vayas detrás de tus pasiones, tus deseos refrena’(Si 18, 30)
para seguir la pasión de su corazón’ (Si 5,2; cf 37, 27-31)
DILIGENCIA (Latín, diligentia) contra el pecado de la pereza
---Significa cumplir con los compromisos, no ser inactivo, no caer en la pereza, proponerse metas fijas y cumplirlas en su tiempo, poner entusiasmo en las acciones que se realizan.
En la religión cristiana la diligencia es la virtud cardinal con la que se combate la pereza. Forma parte de la virtud de la caridad ya que esta motivada por el amor.
La diligencia, en sentido más alto, es el esmero y el cuidado en ejecutar algo. Una prontitud de hacer algo con gran agilidad tanto interior como exterior. Como toda virtud se trabaja, netamente poniéndola en práctica.
En su calidad de virtud, la diligencia abarca a Dios, a uno mismo y con los demás:
Diligencia con Dios significa cumplir con los compromisos con Él (oraciones, promesas, mandamientos, etc).
Diligencia con uno mismo significa no ser inactivo, no caer en la pereza, con metas fijas y cumpliéndolas a tiempo.
Diligencia con los demás significa poner entusiasmo en las acciones que se realizan con y para ellos.

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